martes, 1 de septiembre de 2015

Destierro

Lejos,
la pampa indefinida y galopante,
los ojos de mi padre.

Más lejos,
los brazos de mi amante,
igual de esquivo que los turbios campos.

Y aquí la soledad.

Callada,
sin estridencias.

El rostro indolente se trastoca,
áspera la garganta.

Hiel en las palabras,
pocas palabras,
que caen de la boca.

Daniela Della Bruna, Caleidoscopio, 2014

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