sábado, 24 de febrero de 2018

Cosmética del enemigo, Amélie Nothomb (fragmento)

"Aunque fuera usted el primero, lo habría previsto. ¿Ha oído hablar de la crucifixión? ¿Por qué cree que los crucificados sufren y mueren? ¿Por unos clavos de nada en las manos y en los pies? A causa de los brazos abiertos. A diferencia de ciertos mamíferos como los perezosos, el hombre no está concebido para permanecer durante mucho tiempo en semejante posición: si mantiene los brazos levantados durante un tiempo excesivo, acaba muriendo. Bueno, quizás exagere un poco: es cuando se le cuelga de los brazos durante un tiempo excesivo cuando puede fallecer por ahogo. Usted no habría muerto. Pero habría terminado por encontrarse mal. Ya lo ve: no puede librarse de mí. Todo está calculado. ¿Por qué cree que la he tomado con sus oídos? No solo porque es legal; sobre todo porque se trata del sentido que menos defensa ofrece. Para protegerse, el ojo tiene los párpados. Contra un olor, basta taparse la nariz, gesto que no tiene nada de doloroso, ni siquiera durante mucho rato. Contra el gusto, existe el ayuno y la abstinencia, que nunca han estado prohibido. Contra el tacto, está la ley: si alguien te toca contra tu voluntad, puedes acudir a la policía. La persona humana solo presenta un punto débil: el oído."

viernes, 16 de febrero de 2018

El Movimiento de Liberación de las Mujeres de Kurdistán Por una Lucha Universal de las Mujeres (fragmento)

Comité de las Mujeres Jóvenes

El sector de la sociedad que es más golpeado y atacado por la modernidad capitalista bajo el eslogan de "sexo, deporte y arte" es la juventud. La juventud, especialmente las jóvenes mujeres necesitan sus propias y específicas organizaciones para ser capaces de protegerse a sí mismas contra la gran variedad de ataques y amenazas ideológicas, políticas, psicológicas y físicas a las que se enfrentan. Por esta razón, la KJK ha organizado el comité de las mujeres jóvenes en el contexto de los movimientos juveniles y las organizaciones de base en la sociedad.
El objetivo de organizar a las jóvenes a través del comité de las mujeres jóvenes es desarrollar la organización, la consciencia y la fuerza de las mujeres jóvenes para luchar en el marco de la ideología para la liberación de las mujeres; incorporar la dinámica de la juventud con la consciencia de la liberación de las mujeres para jugar un rol activo en cambiar y transformar la sociedad. Esto significa también tomar una responsabilidad histórica para la continuidad de las luchas de las mujeres desde la perspectiva del movimiento de las mujeres. Las jóvenes luchan contra la represión social, cultural y económica a las cuales están expuestas por los sectores reaccionarios de la sociedad y por el sistema. Al mismo tiempo ellas resisten contra la supremacía de la gente adulta que muchas veces trata de utilizar la energía transformadora de los jóvenes para su propio lucro e interés.

Koma Jinên Kurdistanê - KJK - Unión de Mujeres de Kurdistán

jueves, 15 de febrero de 2018

La mala suerte, de Olga Orozco

Alguien marcó en mis manos,
tal vez hasta en la sombra de mis manos,
el signo avieso de los elegidos por los sicarios de la desventura.
Su tienda es mi morada.
Envuelta estoy en la sombría lona de unas alas que caen y que caen
llevando la distancia dondequiera que vaya,
sin acertar jamás con ningún paraíso a la medida de mis tentaciones,
con ningún episodio que se asemeje a mi aventura.
Nada. Antros donde no cabe ni siquiera el perfume de la perduración,
encierros atestados de mariposas negras, de cuervos y de anguilas,
agujeros por los que se evapora la luz del universo.
Faltan siempre peldaños para llegar y siempre sobran emboscadas y ausencias.
No, no es un guante de seda este destino.
No se adapta al relieve de mis huesos ni a la temperatura de mi piel,
y nada valen trampas ni exorcismos,
ni las maquinaciones del azar ni las jugadas del empeño.
No hay apuesta posible para mí.
Mi lugar está enfrente del sol que se desvía o de la isla que se aleja.
¿No huye acaso el piso con mis precarios bienes?
¿No se transforma en lobo cualquier puerta?
¿No vuelan en bandadas azules mis amigos y se trueca en carbón el oro que yo toco?
¿Qué más puedo esperar que estos prodigios?
Cuando arrojo mis redes no recojo más que vasijas rotas,
perros muertos, asombrosos desechos,
igual que el pobrecito pescador al comenzar la noche fantástica del cuento.
Pero no hay desenlace con aplausos y palmas para mí.
¿No era heroico perder? ¿No era intenso el peligro?
¿No era bella la arena?
Entre mi amado y yo siempre hubo una espada;
justo en medio de la pasión el filo helado, el fulgor venenoso
que anunciaba traiciones y alumbraba la herida en el final de la novela.
Arena, sólo arena, en el fondo de todos los ojos que me vieron.
¿Y ahora con qué lágrimas sazonaré mi sal,
con qué fuego de fiebres consteladas encenderé mi vino?
Si el bien perdido es lo ganado, mis posesiones son incalculables.
Pero cada posible desdicha es como un vértigo,
una provocación que la insaciable realidad acepta, más tarde o más temprano.
Más tarde o más temprano, estoy aquí para que mi temor se cumpla.

miércoles, 14 de febrero de 2018

Tiempos difíciles, de Charles Dickens (fragmento)

El personaje de Luisa y su relación con su padre son una rara joya en la literatura masculina del siglo XIX. Dickens, en esta novela, rompe un matrimonio, hace hablar a un hija a su padre, y a este recapacitar sobre la educación que le dio. Esta novela representa una de las más lúcidas criticas al la industrialización y al sistema cultural y educativo que traía consigo, con sus consecuencias en las vidas privadas. Un desenlace no normativo, casi imposible de encontrar aún en nuestro siglo.

"- De este modo fue que crecí, padre mío, dominada por un hambre y una sed que no se han extinguido ni un solo instante, con un impulso arrasador  que me llevaba hacia alguna región en que las reglas, los números y las definiciones no imperasen como dueños absolutos; fui creciendo, y cada pulgada de mi camino me significó librar una dura lucha.
- Jamás supe, hija mía, que fueras infeliz.
- En cambio yo, padre, lo supe siempre. En esta disputa he llegado casi a expulsar y destruir lo mejor de mí misma, transformándolo de ángel en demonio. Todo aquello que he aprendido me ha dejado en la duda, en la incredulidad, en el menosprecio, lamentando haberlo aprendido; mi único y débil recurso ha sido pensar que la vida transcurre pronto y que nada en ella merece el dolor y la preocupación de una lucha.
- ¡Siendo tan joven, Luisa! - exclamó el señor Gradgrind con compasión.
- ¡Siendo tan joven! En esas circunstancias, padre, me propusiste un marido. Te estoy haciendo ver, sin temor y en toda su realidad, la terrible situación en la que se encontraba mi espíritu en esa época. Me sugeriste un marido, y yo lo acepté. Nunca fingí ante ti ni ante él que lo amaba. Yo sabía, y tú, padre, sabías, como lo sabía él, que jamás sentí amor por Bounderby. (...)"

martes, 13 de febrero de 2018

Bruna-Maura Maura-Bruna, de Aurora Venturini (fragmento)

VIII
EL VIAJE EN FORD HACIA LA RECOLETA

Es aquí, pues ¿donde la gente viene para vivir? Más bien hubiera pensado que aquí se muere. Es un asyle de nuit.
En ese asilo nocturno dormirá Bruna Maura mientras Maura Bruna o hace en su Maison d´Accuchement, albergue cálido con acolchado de plumas de avestruz.
Son destinos.
Entraron por los senderos de los coches fúnebres hasta la veredita del panteón.
Bajaron al último sótano.
Vaciaron la bolsa del residuo humano sin piedad, como quien tira basura.
Miraron.
Vieron la carita verdosa y los ojos muertos.
Salieron los crueles en punta de pie temiendo despertar a la bella durmiente.
Olvidaron cerrar la puerta con candado y partieron por donde vinieron.
Locos de aleluya del despegue, fornicaron en el asiento del Ford.
Diálogo conyugal: "... las abuelas ya no se sentirán deshonradas".
"... tu madre se llamaba Bruna."
"... la tuya Maura".
"... nuestra hija honrará los dos nombres que por desidia o apuro o no sé qué, dimos a la mal nacida."
Siguieron fornicando.
Querían concebir un varoncito para honrar a los abuelos, a escasas cuadras de la Recoleta donde los espíritus crepusculares salen a dar sus paseos, viendo todo y sin ser vistos.
Algunos espíritus curiosos oyeron el resuello de los pecadores y se santiguaron con sus manos de hueso expuesto, aunque invisible.

lunes, 12 de febrero de 2018

Historia de la sexualidad I, Michel Foucault (fragmento)

Lo importante, en esta historia, no es que los médicos se taparan los ojos y oídos ni que se equivocaran, sino, en primer lugar, que se construyera en torno al sexo y a propósito del mismo un inmenso aparato destinado a producir, sin perjuicio de enmascararla en último término, la verdad. Lo importante es que el sexo no haya sido únicamente una cuestión de sensación y de placer, de ley o de interdicción, sino también de verdad y de falsedad; que la verdad del sexo haya llegado a ser algo esencial, útil o peligroso, precioso o temible; en suma, que el sexo haya sido constituido como una apuesta en el juego de la verdad. Lo que hay que localizar, pues, no es el umbral de una racionalidad nueva cuyo descubrimiento correspondería a Freud -o a otro-, sino la formación progresiva (y también las transformaciones) de ese "juego de la verdad y del sexo" que nos legó el siglo XIX y del cual nada prueba que nos hayamos liberado, incluso si hemos logrado modificarlo. Desconocimientos, evasiones y evitaciones no han sido posibles, ni producido sus efectos, sino sobre el fondo de esa extraña empresa: decir la verdad del sexo. Empresa que no data del siglo XIX,aun si entonces le prestó forma singular el proyecto de una "ciencia". Es el pedestal de todos los discursos aberrantes, ingenuos o astutos en los que el saber sobre el sexo se extravió, al parecer, durante tanto tiempo.

Ha habido históricamente dos grandes procedimientos para producir la verdad sobre el sexo.
Por un lado, las sociedades que fueron numerosas: China, Japón, India, Roma, las sociedades árabes musulmanas, sociedades que se dotaron de una ars erotica. En el arte erótico, la verdad es extraída del placer mismo, tomado como práctica y recogido como experiencia; el placer no es tenido en cuenta en relación con una ley absoluta de lo permitido y lo prohibido ni con un criterio de utilidad, sino que, primero y ante todo, es tenido en cuenta en relación consigo mismo; debe ser conocido como placer, por lo tanto según su intensidad, su calidad específica, su duración, sus reverberaciones en el cuerpo y el alma. Más aún, ese saber debe ser revertido sobre la práctica sexual, para trabajarla desde el interior y amplificar sus efectos. Así se constituye un saber que debe permanecer secreto, no por una sospecha de infamia que mancharía a su objeto, sino por la necesidad de mantenerlo en la mayor reserva, ya que, según la tradición, perdería su eficacia y su virtud si fuera divulgado. Es, pues, fundamental la relación con el maestro poseedor de los secretos; él, únicamente, puede transmitirlo de manera esotérica y al término de una iniciación durante la cual guía, con un saber y una serveridad sin fallas, el avance de su discípulo. Los efectos de ese arte magistral, mucho más generosos de lo que dejaría suponerla sequedad de sus recetas, deben transfigurar al que recibe sus privilegios: dominio absoluto del cuerpo, goce único, olvido del tiempo y de los límites, elixir de larga vida, exilio de la muerte y sus amenazas.
Nuestra civilización, a primera vista al menos, no posee ninguna ars erotica. Como desquite, es sin duda la única en practicar una scientia sexuales. O mejor, es la única que ha desarrollado durante siglos, para decir la verdad del sexo, procedimientos que en lo esencial corresponden a una forma de saber rigurosamente opuesta al arte de las iniciaciones y al secreto magistral: se trata de la confesión.

lunes, 5 de febrero de 2018

El ojo de la garza, Úrsula K. Le Guin (fragmento)

Luz no estaba dispuesta a aflojar el paso para darle el gusto a la pobre mujer protestona. Siguió avanzando, intentando contener las lágrimas que afloraban muy a su pesar: lágrimas de rabia porque nunca podía andar sola, nunca podía hacer algo por sí misma, nunca. Porque los hombres lo dirigían todo. Siempre se salían con la suya. Y todas las mujeres mayores estaban con ellos. Por eso una chica no podía andar sola por las calles de la Ciudad, ya que algún obrero borracho podía insultarla y, ¿qué ocurriría si después lo metían preso o le cortaban las orejas por lo que había hecho? No sería nada bueno. La reputación de la chica se iría al garete. Porque su reputación era lo que los hombres pensaban de ella. Los hombres pensaban todo, hacían todo, dirigían todo, creaban todo, hacían las leyes, transgredían las leyes, castigaban a los infractores; no quedaba espacio para las mujeres, no había Ciudad para las mujeres. Ningún sitio, ningún lugar, salvo sus aposentos, a solas.

(1978)