Gris, gris cerrado,
gris de cielo roto,
gris de sueños vagos,
gris de húmeda ausencia,
de tibio desamparo,
gris ceniza densa,
indefinible espanto.
Cercaste la aurora,
manchaste lo blanco,
teñiste lo negro,
fuiste soberano.
Contigo aprendieron
a ser presidiarios
de ideas vacías,
de imposibles páramos.
Esclavos, presos,
atrapados,
en el gris reinante,
anhelante, espeso,
en el gris cercano.
Cobardes criaturas
de un sueño macabro.
Y así ganó el gris,
en la fábrica
y en el mercado,
así ganó el gris,
sin perdón ni reclamo.
Así ganó el gris
en mi pueblo amargo.
En Escritura sin frontera, Antología 2010, Editorial Raíz Alternativa.
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