Madrugada blanca,
madrugada de llanura,
madrugada de espera.
Cantan aún algunos pájaros,
pero es invierno,
invierno de desencantos.
Un hombre grita,
en la noche llana,
un hombre grita, se une y marcha.
Marcha un hombre,
un hombre que estaba solo
y ya no aguanta.
No aguanta el hombre
su sola marcha blanca
y pide ayuda al alba.
Madrugada blanca,
madrugada pura,
madrugada santa,
bajo tu luz ingenua
se unieron los hombres
de mi raza.
Y marcharon juntos,
con la luna clara,
alzaron la voz rebelde
y renació su esperanza.
¡No siempre impondrá el tirano
su terrible danza helada!
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