Se apagó una mujer en la aurora,
se apagó sola, suave, en silencio.
Se apagó una mujer en la aurora.
El verano se bebió su río,
el invierno le sembró la muerte,
el amante la dejó en olvido.
Sus paredes se cayeron lentas,
la pintura no aguantó la espera,
se esfumaron sus hijos, y sus penas.
Escuchó un susurro,
adivinó un verso,
se supo vacía, y sin tiempo.
Y apagó sus ojos,
sus labios de fuego,
se le heló la sangre en el cuerpo.
Se apagó una mujer en la aurora,
la noche la había roto de recuerdos,
y ninguna estrella le trajo remedio.
Simple, definitiva y sutil,
se apagó una mujer en la aurora,
como se echa una pluma al viento.
Publicada en Antología El decir textual 2011, Editorial De los Cuatro Vientos
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