Irreparable
El
acto que asesinó la espera se impuso
como
un juguete nuevo para un niño roto.
Se
terminó el umbral de miedos sucesivos,
la
impredecible niebla en la garganta.
Sucumbieron
todos los años como ríos,
todas
las horas de fatiga,
de
esperanzada aurora,
de
desesperación,
de
frío.
Y el
hecho que rompe la noche
como
se desangra un pájaro,
el
hecho que libera,
que
procrea,
que
amamanta,
es
sólo eso,
un
soplo de arrojo para un hombre tieso,
una
lluvia fresca en el dormido césped,
una infatigable marcha de libertad.
En El desplazamiento, 2013.
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