La historia oficial las borra, Pancho Villa las odiaba, y a pesar de deberles batallas importantes, nunca dejó que trascendieran sus nombres, tenía el sueño de un ejército masculino, y fue responsable, además, del fusilamiento de 90. Algunas fueron acompañando a sus maridos, iban antes a prender el fuego, preparar la comida, otras fueron enfermeras. Pero también las hubo, y muchas, mujeres independientes que querían hacer la Revolución. Con Zapata llegaron a tener reconocimiento y cargos en el ejército. Ejercieron como espías, mantenían la pólvora seca y lucharon cuerpo a cuerpo. Algunas se trasvistieron para evitar violaciones y abrirse paso en un mundo de hombres, otras llegaron a las milicias secuestradas para ser violadas y utilizadas en tareas domésticas.
Algunas, fueron inmortalizadas en corridas como la Adelita o la Cucaracha.
Elena Poniatowska recupera varios nombres propios y reivindica el lugar de las soldaderas en la Revolución mexicana, revolución que para la autora no podría haberse llevado a cabo sin ellas. Este trabajo es un ensayo que sirve de prólogo al libro fotográfico Las soldaderas. Aquí les dejo la columna radial donde lo reseño.
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