Se apagó una mujer en la aurora,
se apagó sola, suave, en silencio.
Se apagó una mujer en la aurora.
El verano bebió su río,
el invierno le sembró muerte,
el amante la dejó en olvido.
Sus paredes se cayeron lentas,
la pintura no aguantó la espera,
se esfumaron sus hijos, y sus penas.
Escuchó un susurro,
adivinó un verso,
se supo vacía, y sin tiempo.
Y apagó sus ojos,
sus labios de fuego,
se le heló la sangre en el cuerpo.
Se apagó una mujer en la aurora,
la noche la había roto de recuerdos.
Simple, definitiva y sutil,
se apagó una mujer en la aurora,
como se echa una pluma al viento.
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