Media mañana, interludio.
Día gris. Pasto mojado.
Se han hecho tantas cosas,
y el miedo acecha.
Acecha, claro, como acaricia el último sol al último llano,
en la sangrienta agonía de la tarde de la pampa.
Como el fantasma que no había olvidado,
en la letanía de la noche, y cuyo terrible rostro volví a ver.
Pero será de otoño este pedazo de espanto,
lo esquivaré con saña, lo lloraré asustado.
La mente en su laberinto me quiere matar despacio,
percibo que te he olvidado, y en ese instante,
en ese instante, vuelve tu recuerdo flaco,
la sutil herida en mi ego,
la noche larga de sollozos claros.
Daniela Della Bruna. En Continuidad de las Voces 2011 - Editorial de los Cuatro Vientos - Tercer premio poesía
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